La familia del trabajador reclama una indemnización por los daños y perjuicios ocasionados por el fallecimiento.
Santiago fue operario de ferrocarril (RENFE Operadora, ADIF, RENFE Reparación y Mantenimiento) durante toda su vida laboral, más de 40 años dedicados al mantenimiento y reparación de máquinas de tren y vagones. No tuvo un destino fijo y alternó entre los talleres situados en Atocha, Príncipe Pío y Fuencarral.
Su exposición al amianto se produjo precisamente realizando esas tareas, entre otros a los vagones de la Serie 8.000, que contenían amianto en varios elementos: pastillas y zapatas de freno, aire acondicionado y calefacción. En ningún momento RENFE informó a los empleados de la presencia de amianto, ni les facilitó elementos de protección individual (mascarillas, zona de cambio de ropa sucias, etc.).
La ausencia de medidas de protección para evitar respirar las fibras de amianto produjo el desarrollo de un mesotelioma, que es un tipo de cáncer incurable íntimamente relacionado con la exposición a las fibras de ese mineral; enfermedad que en un corto periodo de tiempo le provocó la muerte.
La empresa ferroviaria conocía la existencia de amianto.
RENFE conocía que sus trabajadores estaban expuestos a la fibra mortal, de hecho figuró entre los años 1947 a 1985 en el listado de empresas importadoras de amianto. Como caso anecdótico EL PAÍS publicaba en 1983:
“Una turista británica que estuvo recientemente en España, Jill Drower, ha denunciado en Londres a EL PAÍS la posibilidad de que algunos trenes de Renfe puedan estar gravemente contaminados por asbesto azul procedente de ciertos recubrimientos de amianto. Fuentes autorizadas de Renfe han confirmado la existencia de vagones que cubren algunas líneas férreas españolas en los que se empleó amianto para el aislamiento de techos y paredes. Renfe tiene previsto sustituir próximamente la capa de amianto de los trenes por otros aislamientos, aunque señala que el asbesto azul en polvo, derivado del amianto, sólo es peligroso «en situación no estable». Jill Drower observó la caída de un extraño polvo desde el techo del vagón del expreso Madrid-Algeciras en que viajaba. Tomó una muestra y, de regreso a Londres, la mandó analizar en la compañía Micron Asbestos Monitoring. El resultado del análisis confirma dicho polvo como asbesto azul”.
Diario El País. 1983
El juicio estaba previsto para 13 de mayo en el Juzgado de lo Social (Refuerzo) N.º 8 de Madrid, pero a petición de la defensa ha sido pospuesto hasta el día 13 de junio.