En 1975 se experimentó el punto de máximo de producción mundial de amianto, alcanzando las 5 millones de toneladas. Sin embargo, con este crecimiento comercia, también se incrementó el conocimiento de sus efectos sobre las salud humana.
En algúnos paises de Europa durante la décadas de los 80 se promovió la regulación de su uso; en 1983 islandia prohibió su uso, luego Noruega, Dinamarca, Suecia… España en 2001. Durante este tiempo la industria canadiense de extractora de amianto creóel Instituto del Amianto, con el objetivo de promover el «uso seguro» de amianto-crisolito en todo el mundo; recibiendo entre 1984 y 2001 54 millones de dólares del Gobierno Federal de Canadá y del Gobierno de la Región de Quebec.
La prohibición del uso del amianto en la Europa Occidental supuso el desplazamiento del mercado hacia América Latina y Asia, con estados más vulnerables económicamente que se dejaron seducir por los paises productores. Influencia que continúa en al actualidad: en Latinoamérica hasta el momento tan sólo han prohibido el uso del minral Chile, Argentina, Uruguay y Honduras.
Fibras Grises de Muerte, de Constanza San Juan y de Tania Muñoz, describe como la industria del amianto se instala en Chile en 1930 de la mano de alrededor de quince empresas, entre ellas la española Uralita, hasta que llega la prohibición de su uso en 2001. En el estudio presentado se encuentras importantes similitudes entre la empresa española Uralita y Pizarreño S.A., la empresa chilena que controló durante más de 65 años el amianto en Chile. Ambas empresas tubieron una gran capacidad de influencia en el gobierno de su país y experimetaron su mayor crecimiento en los momento en que la forma de gobiernos era una dictadura.
Está publicado por el colectivo Unidos Contra el Asbesto con el apoyo de la organización GlobGreengrants Fund y será presentado el 22 de octubre en el Archivo Nacional de la Bibioteca Nacional en Santiago de Chile. La versión digital se puede descargar en formato pdf en la sección Publicaciones de esta web.